Secesiones

hace tiempo, buscando documentación sobre la Guerra de Marruecos, acabé en la hemeroteca de ABC, leyendo los números de finales de Julio de 1921. Además de una absoluta cautela, secretismo o lo que queramos interpretar sobre lo que estaba sucediendo en las posiciones situadas entre Melilla y Annual, los hechos más relevantes eran el traslado de los restos mortales del Cid y varias menciones a la "manía" catalana por considerarse diferentes y querer separarse de España.

Ya entonces, en 1921, con una guerra mundial aún sangrando y cuyo detonante fue un conflicto étnico en los Balcanes, había una facción catalanista pidiendo la segregación y una facción españolista haciendo oídos sordos y reafirmándose en los héroes del Medievo. Hoy, de nuevo en las mismas, pero afortunadamente con una ciudadanía menos agresiva y más acomodada, serían pocos los que tomasen las armas para defender uno u otro bando, pero muchos los que, como entonces, agitan las mentes y conspiran para recrudecer el conflicto.

¿Qué hacer?

mi europeísmo económico, dirigido más por la lógica de la economía de grandes bloques y el poder económico de la demografía que por un verdadero convencimiento de que "somos Europa", me aconseja que me ponga de lado de los que abominan la secesión, sea flamenca, catalana, escocesa o lombarda. Pero mi opinión no vota en el plebiscito catalán.

Entonces, ¿qué hay de los llamados a votar? si saliese el "NO", sin duda los derrotados, una vez lamidas sus heridas, volverían a llamar a la separación dentro de unos años y convocarían una nueva consulta. Y así, una y otra vez hasta que saliese el "SÍ". Cuando saliese este último resultado, en primera, segunda o vigésima convocatoria, todos felices pero ... ¿qué dirían los ganadores si los derrotados quisieran convocar de nuevo al pueblo, ahora independiente, para un referéndum de incorporación a España (o a Francia o Europa)?. Pues eso, lo habéis adivinado, que nones. Esa es la principal razón por la que la consulta es una trampa legal para los secesionistas, porque su validez no será legítima hasta que, durante muchos años, una aplastante mayoría vote, una y otra vez, a favor de la independencia.

¿Acaso no lo saben los impulsores? sí, lo sabe una pequeña minoría, defensora de la teoría de hechos consumados. "Qué voten independencia y luego les convenceremos por la vía de los hechos. Y desde luego, de volver a votar cada año, o cada cinco años, res de res". Mal asunto. Todas las políticas que van contra el "statu quo", tienen complicado consumar un cambio, pero las que se basan en el corazón, son tan volubles como él.